La nana es una trabajadora

Escrito por Johanna Ortiz

El 1 de mayo  se conmemoran las luchas de los trabajadores contra su explotación. Gracias a esas luchas, y también de las trabajadoras, muchos y muchas disfrutamos hoy de una jornada de ocho horas diarias.
Pero este triunfo no es una realidad para todas. Las trabajadoras de casa particular, las “nanas”, tienen una jornada totalmente legal de 12 horas diarias, puesto que la ley que las rige sólo explicita que el descanso debe ser de 12 horas.
No es la única diferencia respecto de los derechos laborales, ya que tienen salario mínimo que equivale al  75% del que gozan el  resto de los trabajadores chilenos.

Sí, por 101.000 pesos usted puede tener una persona, una mujer, totalmente a su servicio seis días a la semana, 12 horas al día. Estamos en el 2007, no crea que estas líneas fueron escritas en tiempos pretéritos.

Según el Ministerio del Trabajo, la principal actividad económica de las chilenas es el  trabajo doméstico. Más de 300 mil mujeres  se ocupan en casas, ya sea “puertas afuera” o “puertas adentro” y no se  sabe en qué condiciones ejercen su labor porque no existen estudios al respecto.

Feministas Tramando se reunió con la directiva de la Asociación Nacional de Empleadas de Casa Particular, ANECAP, para conocer qué pasa con estas trabajadoras.

“Las empleadas puertas adentro  deben cumplir un horario de 12 horas. A veces son las tres de la mañana en una casa con guagua y la nana no  puede irse a acostar. Dónde hay estudiantes, si el niño entra a las ocho de la mañana, la nana se levanta a las seis y de ahí no para hasta que se acuesta la última persona de la casa”.

Así describe la situación que viven algunas trabajadoras, María Gloria Fernández, Presidenta de ANECAP. A la par, Gladis Jara, Coordinadora del Instituto Luisa Carden -vinculado a dicha organización- declara “la gente no entiende que la nana es una trabajadora y no una máquina que está ahí, siempre dispuesta”.

Limpiar, lavar, planchar, cocinar, ordenar, barrer… ¿es trabajo?

“Ellos creen que es trabajo es fácil, que es liviano y que una no está agotada. Es como los maridos que creen que las mujeres que están en la casa no hacen nada”,  explica  Ruth Díaz, Tesorera de ANECAP,  cuando consultamos cuál el valor que sus patrones y la sociedad otorgan a su labor.

Sobre el mismo tema, Aída Moreno, destacada dirigenta  y hoy parte  de la Mutual Caminando para trabajadoras de casa particular jubiladas, señaló que “ha habido un cambio, se valora más el trabajo, mucha gente habla, pero el problema está en que se dice mucho y se hace poco” Juntas

Por su parte, Aída Moreno puntualiza: “se han logrado cosas, como el fuero maternal, pero seguimos siendo discriminadas: en el horario de trabajo, en el salario mínimo, nunca ha estado claro si tenemos derechos a los feriados, porque en general se trabaja ese día y no es pagado como extra”.

Y en cuanto a la valoración que las propias trabajadoras de casa particular hacen de la labor que ellas realizan, Aída explica que en general no están identificadas con su labor, puesto que la mujer que cumple esta función “no tomó este trabajo como una opción y  no asume que este es valioso, importante, en el cual ella tiene que responder y exigir que se le responda con sus derechos”

“La trabajadora no valoriza que cuide una familia, niños, una casa, con montones de cosas de valor…eso tiene un valor incalculable y ni ella, ni la empleadora lo valoriza, y tampoco la sociedad”, destaca además la dirigenta.

Las nanas “disfrutan” de la flexibilidad laboral

El Ministro del Trabajo,  Osvaldo Andrade, declaró a un medio nacional el primero de diciembre de 2006, que el 60% de las trabajadoras de casa particular no tiene contrato, a pesar de ser la “fuerza laboral más importante del país”.

María Gloria Fernández, de ANECAP, señala que “uno de los principales problemas de las empleadas de casa particular es que trabajan sin contrato o con contratos  por un sueldo menor al que reciben”, lo que implica que se les impone por menos en las AFP, y por tanto las jubilaciones se reducen.

Por un lado, muchas de ellas no saben que aún cuando trabajen sólo ocho días para un empleador, deben ser contratadas; y por otro, el Ministerio del Trabajo no ejerce ninguna fiscalización al respecto, puesto que -según explican en ANECAO- las autoridades aducen que no pueden ingresar a una casa particular.

La precariedad laboral de las trabajadoras de casa particular también se refleja en las imprecisiones de la ley que norma su jornada diaria, así como el derecho a descanso durante los feriados, tema especialmente importante para aquellas que están empleadas puertas adentro y que no reciben pago extra por su trabajo en esos días.

Es por ello que entre las demandas tanto de la ANECAP, como del Sindicato de Trabajadoras de Casa Particular, se pide que se respete una jornada de ocho horas para el caso de quienes trabajan puertas afuera y de 10 para las que ejercen su labor puertas adentro.

También solicitan que se respeten los feriados y que se les paguen las horas extra. Como a cualquiera de las y los trabajadores chilenos.


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